30/4/15

INTELIGENCIA EMOCIONAL EMPRESARIAL


Edward Pinilla
Afirma un dicho chino que “el tiempo es el mejor de todos los maestros. Pero, desafortunadamente termina matando a todos sus alumnos”

Para emprender un camino de éxito a nivel empresarial, aplicando la inteligencia emocional para mejorar y evolucionar, tenemos dos opciones. La primera es inventar el futuro a través de la propia experiencia y la segunda es modelar los pasos que otros han seguido para alcanzar sus objetivos. La elección de cualquiera de estos dos procedimientos se mide en condiciones de tiempo.

Según Peter Salovey y John Mayer, quienes hablaron por primera vez del término inteligencia emocional, ésta se define como: "la capacidad de controlar y regular las emociones de uno mismo para resolver los problemas de manera pacífica, obteniendo un bienestar para sí mismo y para los demás".

Esta inteligencia tiene dos competencias, una intrapersonal y la otra interpersonal. La primera se relaciona con la capacidad de conocerse a sí mismo para identificar los estados de ánimo, la frecuencia de sus ocurrencias, (en el caso de quienes padecen de ataques constantes de ira, preocupación, estrés, ansiedad o depresión), la regulación de estos estados y el autocontrol. La segunda competencia, tiene que ver con la capacidad de entender las emociones ajenas, por qué alguien actúa de cierta y determinada manera, dentro de esta competencia encontramos la empatía.

Las emociones, son reacciones que se manifiestan en estados de ánimo que provocan cambios orgánicos y que son influenciados por las experiencias que generan estímulos externos. Estas emociones diferentes a los sentimientos, pasan rápido, su efecto es pasajero. Mientras que los sentimientos perduran, el dolor por la muerte de un ser querido puede durar varios días o semanas.

La empatía se construye sobre la base de uno mismo. En el momento en que comprendemos nuestras emociones y por qué se producen, podemos comprender la reacción de otras personas. Esta es una característica que debe prevalecer en las relaciones empresariales.

En los momentos actuales, en los que vivimos la era de la “información”, que trae consigo unas condiciones especiales, muy distintas a la anterior era industrial, el empresario furioso o agresivo, representa el ayer, el pasado; mientras que el empresario hábil en el manejo de relaciones interpersonales, representa el futuro de los negocios.

La base unas buenas relaciones interpersonales y de la organización en la empresa, es la “retroalimentación”. Esto se entiende como el intercambio permanente de información entre las partes para saber en qué estado se encuentran los procesos, si todo está bien o requiere ajustes.

Sin retroalimentación las relaciones dentro de la empresa marchan a la deriva, sin dirección, se manifiestan como un juego al azar. 

El desarrollo de habilidades emocionales en el interior de la empresa, trae beneficios en la productividad. Pues, está comprobado que cuando existe estática emocional en las personas, esto es cuando alguien no puede superar momentos de ira, crítica, rivalidad y otros, disminuye su capacidad productiva y no puede ofrecer lo mejor que tiene. Mientras que cuando existe sintonización entre las personas, la capacidad para resolver desacuerdos aumenta. 

La efectividad y productividad, son conceptos que también dependen de como los empresarios y directivos traten los problemas de sus empleados.

Existe un concepto moderno, implementado por Peter Drucker, para referirse a los nuevos trabajadores, dentro de esta nueva era de la información. El autor lo define como “TRABAJADORES DEL CONOCIMIENTO”. Esto se refiere a personas cuya productividad se caracteriza por añadirle valor a la información, son personas proactivas que siempre están agregándole valor a sus trabajos.

Estos trabajadores modernos saben trabajar en equipo, de hecho su pericia y destrezas son altamente especializadas y su productividad depende de los esfuerzos coordinados con otras partes del equipo. Aquí, la unidad de trabajo impera más que el individuo. 

Dentro de este nuevo modelo, la inteligencia emocional es necesaria para lograr armonía en las relaciones, controlar impulsos que conllevan a roces y malentendidos, y lograr mejoras en la productividad y efectividad organizacional.

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