17/6/15

ENFERMEDADES ESPIRITUALES

Edward Pinilla
Cuenta una historia que en cierta oportunidad hubo una reunión de demonios para definir que hacer con el secreto de la felicidad que poseían en sus manos… Uno de ellos propuso que fuera escondida en el sol, a lo que los demás estuvieron de acuerdo…Sin embargo otro  se opuso advirtiendo que el ser humano, no sabía definir lo que era imposible…

Otro planteó que se escondiera en las estrellas…Quien  había contrapuesto antes, volvió a reiterar, que si el ser humano se enteraba que estaba allí, llegaría… Después de varias horas, uno de los demonios, sugirió que la escondieran en el último lugar donde el ser humano buscaría: “en el fondo de su corazón”

En estos tiempos modernos, la humanidad anda confundida buscando su  misión personal, que aun para muchos es difícil de identificar. Me sucede a diario en mis conferencias sobre “gerencia del ser”, cuando hago está pregunta a jóvenes y adultos, se quedan mudos, sin nada que decir ante tamaño interrogante.

Es tal la carencia de conocimiento propio, que muchos confunden espiritualidad con religiosidad. O, peor aun, se rinden a encontrar su verdad, que terminan siguiendo la de otros, ignorando que las respuestas a todo lo que buscan, reposan en su interior.

Cuando la persona  ignora su propio yo, o cuando rinde culto a las ideas de otro, llega un momento en la vida en que cae en un vacío existencial que concluye en crisis, que a su vez tiene repercusiones somáticas en  enfermedades físicas, y hasta  psicológicas y espirituales,  las cuales le costará esfuerzo superar. Otros, hallarán excusas en ficciones como la santería o brujería, y otras más que manifiestan su ignorancia y su baja autoestima.

El ser humano, la única especie de mamíferos dotada con cerebro triuno (Reptiliano, sistema límbico y neocortex), contiene en su interior todas las herramientas para vencer cualquier dificultad, para responder a cualquier necesidad, para establecer los límites que quiera, y para tomar sus propias decisiones. Sin embargo, cuando a la vida humana, le ponemos límites o establecemos excusas para no desarrollar alguna meta, estamos justificando nuestra mediocridad.

Mariana Caplan, al hablar de inteligencia espiritual, en su publicación sobre “el cultivo del discernimiento en el camino”, advierte de varias enfermedades espirituales, que vale la pena tener en cuenta para evitar caer en ellas.

La primera, es la llamada “espiritualidad de comida rápida”. Se le denomina así, por cuanto hay personas que viven una vida acelerada, buscando resultados inmediatos que en este camino solo se obtienen a través de la disciplina. Cuando se quiere respuestas inmediatas se prolonga el sufrimiento.

La segunda es “la espiritualidad de imitación”. Llamada así, por la actitud de muchas personas de parecerse a. en consecuencia se visten y hasta hablan como otros, fantaseando que son espirituales. Otra enfermedad, es “las motivaciones confusas”. Se basa en la creencia que la espiritualidad genera estímulos para ser amados, seguidos, elegidos, sobresalientes y mejores que otros.

Otra más, puede ser “el identificarse con experiencias espirituales”. Es estos casos, es cuando el ego nos engaña creyéndonos pasar como iluminados, maestros o guías espirituales, a los que debe rendírseles culto por cuanto son superiores a los demás. Otra, es “el ego espiritualizado”. Cuando le ocurre esto a alguien, se vuelve invulnerable ante cualquier crítica, actúa seguido por la arrogancia y la prepotencia, al punto de querer imponer sus ideales a los demás. Su comunicación es agresiva. Carecen de humildad.

Una enfermedad más, es, “el ego espiritual”. Parecida a la anterior, por que la persona en este camino se cree con ventajas sobre otros, se siente superior, por cuanto se autoproclama que ha sido elegido por un don divino para iluminar.

Otra, altamente peligrosa y nefasta en las relaciones interpersonales, es, “la mente de grupo”. Se da cuando establecemos diferencias, por tanto si tu estas en otro lado, eres  inferior a mí,  yo hago parte del mejor bando, en este grupo si está la verdad. Esta actitud, manifiesta que somos perfeccionistas – eficientes.


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LA ALQUIMIA PERSONAL

Edward Pinilla
Una historia cuenta que hace muchos años, un padre castigó a su hija de 5 años, por desperdiciar un rollo de papel amarillo para envolver regalos…La familia estaba mal de dinero y el hombre se ofendió porque la niña gastó todo el papel en envolver una cajita que puso debajo del árbol de navidad…

La mañana de navidad, la chiquilla le trajo la cajita envuelta con papel dorado a su papá… ¡Esto es para ti. Papá!... El hombre se sintió avergonzado por haber regañado la noche anterior a la criatura … Sin embargo, su disgusto reapareció cuando notó que la caja estaba vacía…En tono ofensivo, le dijo a la nena: ¿Qué no sabe jovencita que cuando se da un regalo, debe haber algo dentro del paquete?

Llorando, la pequeña le respondió: ¡pero papi, no esta vacía, le puse besitos hasta que se llenó!.. El padre conmovido, cayó de rodillas y pidió perdón a su hija por su desconsiderado coraje.

Nunca juzgues a un niño, más bien aprende de él. Ellos tienen las respuestas que nosotros los adultos buscamos con tanta insistencia a tan innumerables conflictos que a diario nos presenta la vida. Si tienes en casa a un niño, tienes allí a un maestro, obsérvalo y aprende a vivir con intensidad, pureza y amor.

Si lo que realmente quieres de ti, son cambios, debes entender que esa es una decisión que tienes que tomar solo tú. Nadie más podrá hacer cambios en la vida de otra persona, a menos que ella  se decida a cambiar. Muchas veces, eso que en el mundo llamamos problemas, son simplemente mensajes de Dios o de la vida, invitándonos a establecer esas metamorfosis.

Entonces, la alquimia personal comienza con un deseo de modificar la realidad exterior. Ese deseo de transmutar tú vida en oro, tiene que llevarte a la consecución de los recursos para establecer las renovaciones. En el proceso te hallarás con situaciones contradictorias y paradójicas que tendrás que afrontar con responsabilidad. La transmutación obliga a la reformulación de paradigmas, es necesaria la implementación de un nuevo modelo mental que te proyecte hacía donde te has planteado llegar.

Cuando el deseo por ser alguien diferente aparece, surgen las respuestas a tu alrededor. Versa una frase muy sabia “cuando el alumno está listo, aparece el maestro”.

Parece que los primeros registros de la alquimia aparecieron en Egipto, de allí se extendieron a Europa y Asia, y al resto del mundo. Los alquimistas hablaban de fórmulas para transmutar los metales hasta convertirlos en oro, ya que el oro es el metal más precioso y noble de la naturaleza, además del más codiciado.

Sin embargo, en estos nuevos tiempos que estamos viviendo, podemos hablar de alquimia, como el proceso que inicia un ser humano para alcanzar su propia identidad, para modificar su vida en general, hablamos del área espiritual, que produce cambios en otros niveles. Cuando aplicamos la transmutación personal, empezamos el proceso de evolución, es cuando nuestro ser interior se siente sediento por crecer, nuestro espíritu se desespera por saber más y mejorar, es cuando nos cansamos de lo mismo y deseamos a todo momento ir más allá. Esta es la naturaleza humana, cada día buscando avanzar. Ese deseo jamás cesará, pues una vez se inicia, te acompañará hasta tus últimos días.

En uno de sus libros, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, afirma que al dejar de crecer, empezamos a envejecer. Si hoy no vives mejor, no sabes más o no sirves mejor a los demás que hace un año, has envejecido. Pero, si hoy tú vida es mejor que hace un año, en todas las áreas, entonces has crecido.

Y, debemos crecer: física, social, intelectual, económica, familiar, emocional y espiritualmente. De lo contrario estaremos involucionando, envejeciendo rápidamente.

Si tú situación es de dependencia, entonces estás en este estado de envejecimiento. Si contrariamente estás en la independencia estás  evolucionando.
Para evaluar, solo basta revisar como estamos con respecto a hace un año.


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EL SOFISMA DE LO IMPOSIBLE

Edward Pinilla

Se ha cuestionado sobre si la causa del porqué  no haya alcanzado eso que se ha propuesto, ¿pueda estar dentro de usted mismo?. ¿Qué a lo mejor, sea usted mismo, quien este saboteando su éxito?

Para comprenderlo un poco mejor, analicemos a los coleópteros, conocidos popularmente como “escarabajos”. 

La ciencia lleva más de 100 años estudiando a estos animales y especialmente su vuelo. Los científicos han analizado en detalle,  el tamaño de sus 4 alas, su forma, peso, el estilo, y en fin todo lo relacionado con la contextura de su poderoso vuelo. La conclusión siempre es la misma: EL ESCARABAJO NO PUEDE VOLAR.

No hay hasta hoy explicación lógica sustentada en algún estudio científico que permita explicar porque estos animalitos pueden volar. El vuelo de estos coleópteros refuta todas las leyes físicas y de la aerodinámica. Sin embargo, todo el mundo sabe que los escarabajos ¡vuelan!

La respuesta a la pregunta del ¿por qué el escarabajo vuela?, es una sola, y muy simple. EL ESCARABAJO VUELA PORQUE ÉL NO SABE QUE NO PUEDE VOLAR.

Simplemente, el escarabajo desconoce las palabras y los efectos de la voz interior, si lo supiera seguramente ni siquiera lo intentaría. Este animalito desconoce los efectos dañinos que sobre sí mismo tendría la palabra “no puedo”.

Desafortunadamente para nosotros los humanos, el uso del lenguaje y la transmisión de creencias limitantes de una cultura a otra, han impedido que muchos puedan llegar alto. Es el ser humano el que le pone límites a sus acciones.

De las 24 horas que tiene un día, 14 hablamos con nosotros mismos, se le conoce como “diálogo interno”. Cada momento del día en el que estemos solos, siempre surgirá esa voz interior, acallándonos o fortaleciéndonos. 

La clave para controlar la vida, está en el interior. Por eso los practicantes de la meditación advierten que el silencio diario es necesario para acallar esa voz interna. Ellos, sugieren que por lo menos deberíamos dedicar una hora por día a la contemplación de nuestro interior  y al silencio.

Si hasta hoy usted no ha logrado algo que se ha propuesto, analice bien y encontrará que la respuesta está dentro de usted mismo. Si tal vez pensará como lo hace el escarabajo, para quien no existe lo imposible, le aseguro que desplegaría sus alas y emprendería ese reto que se ha propuesto alcanzar.

Claro, hay que entender que el primer paso para llegar lejos es definir en quien se quiere convertir, luego siéntese en un lugar silencioso y empiece por descubrir que hay en su mente que no le deja seguir adelante. Seguramente se encontrará con muchos paradigmas que a lo mejor alguien, cuando usted era un inocente niño(a), le obsequió, sin su consentimiento.

Una vez tenga esa lista de paradigmas y creencias (maneras de interpretar la realidad), empiece a clasificarlas para conocer cuáles de ellas son buenas y cuales son perjudiciales. Evalúe ¿cuál es su procedencia?, ¿quién se las enseñó? ¿le han dado un buen servicio, o por el contrario le han torpedeado para alcanzar logros y metas? 

Si encuentra las respuestas adecuadas a estas preguntas, y sigue el procedimiento, es porque en realidad usted entiende que es necesario hacer una reingeniería para poder seguir adelante, si por el contrario, considera que no es necesario, pues aún le falta algo de aprendizaje, no se preocupe, la vida se encargará de ello, ella es la mejor escuela en la que nos convertimos en sus alumnos para adquirir las enseñanzas requeridas.

Tenga en cuenta algo que muchos afirman “cuando el alumno está listo, aparece el maestro”. 

Le sugiero algo necesario en ese proceso de metamorfosis que está dispuesto a hacer, no deje vacíos en su mente. Cuando decida eliminar un paradigma, hay que reemplazarlo por otro moderno y poderoso. 

Las fronteras solo existen para las mentes limitantes. Como dijo un escritor alguna vez “reúnete con aquellos que buscan la verdad, aléjate de aquellos que ya la encontraron”.

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LAS LECCIONES DEL FRACASO


Edward Pinilla

Pedro era un niño de 6 años de edad, que intentaba conseguir un papel protagónico en una obra de teatro de su escuela… El chico había puesto su corazón en ello, pero su madre temía que no fuera elegido… El día que los personajes fueron repartidos, pedrito salió corriendo, con sus ojos brillantes, con orgullo y su rostro lleno de emoción a contarle a su madre…

¿Adivina qué, mamá? – gritó… Luego pronunció las palabras más emocionantes que permanecerán como una lección de vida…

¡He sido elegido para aplaudir y animar!...

Quien tenga en casa a un niño, tiene en ella a un sabio. La inocencia de los niños es el remedio más sano para curar las heridas. Por eso si su caso es de decepción, remordimiento o cualquiera de los síntomas desagradables en los que incurrimos los humanos por nuestra falta de visión o el apresuramiento en que vivimos, busque la compañía de un niño. Su cercanía, sus palabras, su consuelo le levantará los ánimos.

La lección más importante que nos deja el fracaso,  es doblegar el orgullo… Cuando alguien es dominado por el orgullo, se hace prepotente, antipático, causa repulsión,  su comunicación se hace agresiva. El orgullo produce estancamiento, impide crecer, genera involución. Es el ego el que gobierna la vida de ese ser humano, y por lo tanto solo importa para el o ella, sus preferencias y necesidades.
Cuando se ha caído bajo,  para lograr rehabilitación y hallar luz en la oscuridad que en ese momento se ve, la mejor medicina es la humildad. Este principio hace referencia al reconocimiento humano de la necesidad de ser ayudado, es cuando alguien reconoce que en sus fuerzas es imposible seguir adelante, se da cuando descubrimos nuestra naturaleza humana, cuando la persona entiende que existe una fuerza superior a ella misma, que conduce su vida, que rige la vida humana en general, llámelo Dios, Inteligencia Suprema, Poder Universal, como usted desee hacerlo. Pero, en síntesis hay una fuerza suprema de la que dependemos y la cual es el origen de nuestra creación.

La humildad es síntoma de evolución espiritual, una persona humilde manifiesta el desarrollo de la inteligencia espiritual, una de las 4 inteligencias según las cuales está compuesto el paradigma de la persona integral, de acuerdo a lo expresado por Steven Covey.

Tenga siempre presente que en la vida jugamos dos papeles, somos alumnos y maestros. Permanentemente la  vida nos está dando lecciones. Para entender menor si vamos camino a recibir las enseñanzas de la humildad, basta con responder a estas preguntas.

¿Me doy cuenta y tengo siempre  presente que nada soy y que nada puedo? - ¿consiento pensamientos de engreimiento, vanidad y autosuficiencia, como “que bueno(a) soy, no hay nadie mejor que yo, etc.”? - ¿busco de los demás, aprobación y reconocimiento? - ¿me doy yo mismo(a) aprobación y reconocimiento? - ¿hablo siempre de mí y de mis cosas? - ¿me molesto ante criticas, ataques y humillaciones? - ¿acepto y reconozco mis faltas cuando soy corregido, o creo tener la razón? - ¿trato de llamar la atención con mi supuesta sabiduría?

En su libro Working with the Law” trabajando con la ley, Raymond Holliwell, afirma lo siguiente: “Todos los problemas del hombre son mentales en  su naturaleza. No tienen existencia fuera de sí mismo. Y ha sido descubierto que todos cederán a una solución al ser sujetos a un claro análisis. Puedes adquirir esta habilidad al estudiar la Ley de la vida y sus modos de expresión. Luego por un esfuerzo constante utiliza tu facultad de pensar en formas constructivas mientras trabajas con estas Leyes. Ten buenas razones para todos los puntos de vista que sostienes. Y mientras tratas de hacer esto, muchos de tus antiguos puntos de vista se desplomaran.” 

Muchas de las cosas que pensamos negativamente de nosotros mismos o de la vida, son falsas, son creencias que alguien nos regaló y que de manera inocente asimilamos como verdaderas.

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