18/1/21

TALLER HABLE EN PÚBLICO EN 1.2.3


“El lenguaje corporal nos revela en muchas ocasiones que lo que una persona dice no tiene nada que ver con lo que piensa o siente” Allan Y Barbara Pease

 En esencia, la comunicación humana se relaciona con la trasmisión de conocimientos y el intercambio de información para lograr un punto de equilibrio entre las partes comprometidas, Sin embargo, va más allá, por cuanto involucra al ser en toda su dimensión, en ella interfieren las emociones, sentimientos y aún sus creencias, por ello, es importante tener una adecuada formación que nos permita ser conscientes de todas las señales que emitimos cuando estamos inmersos en una relación comunicativa.

Cuando hablamos de cierta manera influimos en la otra persona, aún más, contagiamos a los demás con nuestros estados de ánimo al pronunciar frases, pues éstas llevan abundante carga emocional, que se refuerza con la comunicación no verbal.

Al hablar, interfieren en el acto comunicativo, tres elementos: el verbal (relacionado con las palabras), el paraverbal (atribuido a los sonidos, respiración y todo aquello que apoya al verbo), y el no verbal (que se refiere a los movimientos corporales).

Estudios han demostrado que la composición verbal aporta solo un 7% al total del mensaje. Éste estado es en su mayor componente, consciente. Cuando hablamos tratamos de llevar el control de las frases de nuestro discurso en la mente, cuando perdemos la lógica de la redacción, aparecen las muletillas, que hacen las veces de conectores para ayudarnos a recuperar la redacción, pero al final terminan por darnos inseguridad.

Los sonidos que se encuentran dentro del componente paraverbal, afirman los estudios, tienen un aporte del 38% a la composición del discurso, de este hacen parte, la respiración, la inflexión, la modulación, la dicción, la articulación, la proyección, la velocidad y el ritmo.  Y el componente no verbal, que se relaciona con los mensajes del cuerpo, los estudios le atribuyen una proporción del 55%, siendo éste el elemento que más observan los receptores, debería prestarse mayor atención. Sin embargo, es difícil tener un control absoluto sobre las señales corporales. Sus estados son inconscientes, es decir, están ligados al componente paraverbal y en muchas ocasiones sus mensajes son automáticos.

 

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